quarta-feira, 25 de junho de 2008

Ahora en español


En mi lengua materna, el portugués, hay una palabra muy bella, la “saudade”, que sirve para expresar un montón de sentimientos. Esa palabra es traducida para el castellano como añoranza, nostalgia... Pero debo decir que no es exactamente lo mismo. La “saudade” duele en el pecho, nos deja sin conseguir respirar, ella destruye por dentro. Por otro lado, es ella quien nos hace sonreír solitos, con los recuerdos de todo que amamos. Además, la saudade, distinta de otros sentimientos, no se la siente, se la tiene. Y yo la tengo.

Tengo saudade de cosas banales. Tengo saudade de cerrar las cortinas azules de mi cuarto, de conducir en las anchas avenidas de Brasilia, de escuchar las palabras de mi viejito, de estar en casa, de las puestas del sol en el verano...

Tengo saudade de las manos de mi mamá, de mi hermano mayor diciéndome “Tengas coraje, sea fuerte, no te olvides de nuestro amor”, de los amigos y de las amigas - de los verdaderos. Tengo saudade del olor de mi casa, de fumar los cigarros brasileños, de hablar y escuchar el portugués, de bañarme en las cascatas, de ver el fútbol en la tele domingo, de ir a la playa, de sentir calor y de emborracharme y formular teorías locas - muchas de esas bastante coherentes...

Tengo saudade de todo que me compone y me identifica, de ese montón de pedacitos de mi misma – de historias que viví, de personas que conocí, de lugares que visité, de amores y pasiones. Y aquí, ahora, viviendo sola, percibo que la saudade es como una adicción. Es un deseo de tener nuevamente todo que tuve ayer, en el año pasado, hace unos minutos...

La saudade es la manifestación de nuestro lado más infantil. Nos ponemos como niños diciendo “yo quiero”. Sea lo que sea. Puede ser un amor, un amigo, un objeto, un día, un cachito de pan con queso...

En verdad, creo que la saudade no es nada más que la expresión de nuestro amor por las cosas de la vida. Y el amor, como bien dicen los poetas, puede manifestarse a cualquier momento, por cualquier cosa. Yo puedo amar una mañana, bajo determinados rayos de sol...

Creo que cuando salimos de nuestra tierra conseguimos tener noción de la dimensión de la palabra saudade. Es en ese momento que ella se hace sentir verdaderamente. Una palabra tan brasileña, tan portuguesa... La saudade de su mar, de pueblo...Tal vez una de las palabras más lindas de todas.

3 comentários:

the olcaz disse...

etona, voce escreveu cigarro no meio do mar de espanha. No resto, maravilha. Agora, a etonante anda atacando em outro idioma. Beleza. Como diria el gaucho, estás com a pata bem adestrada para a cronica beijão do old

Anônimo disse...

Etinha..

Ontem lembrei daquela festa de 15 anos, onde comemos o arranjo de flores da mesa junto com o Rafael Marra.

Aí a saudade que eu tenho de você se mistura com a saudade da nossa adolescência, e fica foda suportar.

Como você está querida? Vi pelos posts que vc esteve na Holanda. tenho amigos queridíssimos de lá, que podiam te receber...vc foi sozinha?

Aqui em Brasília as coisas estão corridas...última semana de aula, sabe como é. Meu cabelo tá grande, e eu botei um piercing de argola no nariz. É bonitinho e discreto ( quado eu digo ninguém acredita).

A Dani está bem, o aciva também. Meus pais já se mandaram pro Rio e todos nós aqui sentimos a sua falta!

Um beijo enorme
Gi

Anita disse...

Linda! Amada!

Tenho mesmo que passear por aqui mais frequentemente... toda vez eh tao bom!!

O seu texto ta lindo! Fiquei imaginando a sua voz falando essas palavras estrangeiras.

"Yo puedo amar una mañana, bajo determinados rayos de sol..."

Saudades de voce tambem, eu tenho. E muita!

De passagem debaixo do braco e mochila nas costas, daqui a pouco eu to ai pra gente matar um pouco dessa saudade estranha dos amigos, da lingua nossa, da coisa brasileira!

Amo voce.
Tita.